jueves, 27 de diciembre de 2012

LA AMBIENTALISTA: Liberación animal YA.

Mientras en "las fiestas" los idiotas tiran pirotecnia, en los zoológicos los animales se desesperan por los estruendos en sus jaulas y quieren escapar de ese pánico. Mientras tanto, el calor los agobia y los va sedando hasta matarlos. Y en los zoológicos no hay nadie, porque es feriado. Y los animales están ahí, solos, mirando a través de sus jaulas, soñando con la libertad. Y los idiotas acuden los días soleados a ver a los animales encerrados y tristes muriendo lentamente, sufriendo las torturas que los humanos pueden llegar a hacer. Es lógico que un oso POLAR no puede estar encerrado en una pileta bajo 50° de temperatura. Y en invierno los animales cuyo hábitat es de verano, no podrán sobrevivir a temperaturas bajas... cada especie debe estar en su hábitat y debe ser libre. Las personas que trabajan en los zoológicos son idiotas, los que van a los zoológicos también. Es algo que no puede tolerarse ni defenderse bajo ningún punto de vista. El encierro y la tortura no pueden defenderse jamás. Y si así lo hiciera alguien, su vida está llena de miedo y es seguro que en su espíritu no hay signos de libertad.

LA QUE ME HABLA Y SE CONTESTA: Más corazón menos mente por favor.

Mucha gente hablando de política y de gobiernos grita y no se escuchan. Se ladran entre sí, se atacan, se ponen una camiseta que no es de ellos. Escuchan solamente las radios y las teles, escuchan sin sentir lo que oyen. ¿Por qué no se adentran en sus pensamientos en algún momento de su día? Porque el demonio les ha robado su pensamiento real, ellos venden sus almas a la opinión poderosa. Muertos vivos caminan porque el sol y la luna siguen amaneciendo. En la calle pasan cosas y las vendas en los ojos están cada vez más ajustadas. No hay lugar, ni siquiera tiempo para ponerse de un lado o del otro. Gente que grita si acaso pudieran escuchar, sentirían lo bello que es... porque si existe una opinión verdadera en este mundo es la que opina el corazón. 

martes, 18 de diciembre de 2012

LA CUENTACUENTOS: Cristófora.

Cristófora fue al río. Mientras lavaba la ropa vio que un hombre estacionaba la balsa a unos metros de donde ella estaba. El hombre bajo y le preguntó si era ese el pueblo de Los Perdidos. Cristófora le dijo que si y en un segundo el hombre se perdió entre los pastizales. La mujer sintió un deseo de seguirlo por lo que dejo la ropa y fue a buscarlo, pero como era de esperar, nunca lo encontró.  Al regresar, vio la balsa del hombre vacía y sola amarrada a la orilla y entonces se subió. Esa fue la ultima vez que se la vio a Cristófora en el pueblo de Los Perdidos ya que en una balsa pudo encontrar su destino y partió nomas. Los de la selva dicen que la vieron navegando por los ríos de noche, y los del monte dicen que la vieron descansar en la tierra de día. Lo cierto es que Cristófora se aburrió de lavar ropa y atender a la Señora por eso la abandonó y no volvió nunca mas a cocinarle la cena. También es cierto que un ángel bajo en el momento justo y le dejo una balsa vacía a la orilla del río en donde Cristófora encontró la oportunidad perfecta para ir a buscar su vida, y  para dejar de trabajar por la comodidad de los otros. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

LA PATRONA A DOÑA CRISTÓFORA

Vaya, Doña Cristófora lleve su balde cargado de ropa al río y lave allí todo. Al atardecer regrese y le pagaré lo que le corresponda siempre y cuando me traiga todo impecable. Después podrá ir a comprar al mercado su pan. Doña Cristófora, espere, no se vaya. Antes de volver para acá directo, mejor antes pase por el almacén y tráigame una bolsa de arroz, una botella de vino, y una bolsa de pan y especias varias. ¿Podría ser tan amable de escucharme? Tome esto y esto. Si le pesa haga un esfuerzo. A las tres de la tarde vendrá su hijo a ayudarme a arreglar las ventanas, qué amable, qué educado es su hijo, muy buen mozo también. Lindo el mocoso. Doña Cristófora, me olvidaba. Antes de volver a su casa ¿podría usted hacer la cena para nosotros? Esta noche tengo un compromiso muy importante y debo salir, no podré cocinar. Le pagaré por eso también. Doña Cristófora qué mujer tan capaz es usted, todo le será recompensado en la vida, estoy segura, siempre tan atenta a cada detalle. Gracias Doña Cristófora voy a tomar un té con mi amiga que está esperándome adentro, tenemos que hablar de cosas muy importantes. Recuerde, antes de volver para acá, vaya para el mercado a comprar y vuelva a preparar la cena que tengo que salir. Después puede volver a su casa.