Ebria los besos son de piso
son frotaciones desamparadas
y por un momento el frote parece tan sencillo
que solo la lluvia acompaña
a un jinete de casino
y de
melodía barata.
La del vestido rojo
era mi prenda sonriente
el pelo negro hecho agua
la claridad incomoda
la bendición latente
que pelo negro tenias
que pollera ni tan corta
que rojo agitabas en tus labios
venenosa
como la ultima copa de birra en la que te mire
estabas tan inocente
caminando por aquella esquina
recordándome,
deseándome en tu boca.
Nena.
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