jueves, 13 de septiembre de 2012

Bondimanes

Colectiveros, colectiveros,  colectiveros. Viven con la comunidad todos los días de su vida, ni siquiera un día sin la comunidad, todo el tiempo con ellos, los desconocidos, lo que suben y van a cualquier parte, a veces solo de un lado a otro sin cesar, todos los días, los piruchos, le llaman a quienes viajan, bajan y rajan.

Colectiveros, colectiveros,  colectiveros. Especies exóticas de la ciudad que escuchan todo lo que se conversa y se tose y se murmura y se queja, estos que miran a través de sus espejos escrutadoramente, como si su oficio fuera un manjar de reflejos. Hasta donde llegaran esos reflejos? lejos? Pueden desembocar en cualquier parte o en cualquier situación, una relojeada de polleras que suben, una relojeada de viejas que se alteran, una aspirada de humo que sube, una bocina que hincha las pelotas, una canción en altavoz, un vendedor que grita, una señora que se duerme, una baba que cuelga, un bebe que grita, una niña que no para de joder. 

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