Que lindo es ser un miserable
Y no temblar ante los ojos que escrutan
Y andar por la mente sin ser escupido por el silencio
Y quedarse sentado con la columna a cuestas,
cómodamente.
Sin ser odiado por ninguna voz que se ríe
Y llorar si hace falta
Y decirlo todo con la cara
Que lindo es ser un miserable y mirar desde el cordón de la calle
A los que se aturden con ideas mal curadas
Y sonreír cuando eso es todo lo que se tiene
ya sea por un pedazo de esto y un retazo de esto y otro poco de lo otro.
Avivar los ojos en llamas azules
Soñar al león de color negro, arrollado,
contra su pelaje brillante y jamas visto
Refugiarse bajo el canto de las estrellas
y susurrar bajo, como si nadie tuviera que despertarse esa noche
porque a nadie le gusta la miseria.
Ni tu pasividad
Ni tu NO.
Ni siquiera lo que decís,
Ni tu desvelo eterno llevado por un velocímetro
al que le dicen Tiempo.
que lindo es ser un miserable y
verlo
desde el cordón de la vereda.