martes, 2 de agosto de 2011

Di tu palabra y rómpete.

Yo conozco ese lugar en donde estás metido: un túnel para pasar a otro mundo, para resbalar suave sobre montículos de magia, donde se habla de novelas regaladas y donde en verano se encuentra la sombra que le da alivio a los cuerpos muertos -a la unión desafiante, la caricia hurgante, el deseo constante- la  caída al infinito de versos que quedan escritos en mi pena como verdugos de Rimbaud y hacen de la ruptura el nacimiento de unas voces que no dudan en escribir sobre la piel de una reina, con tinta indeleble, el secreto de la Poesía que vive de cabeza sobre mis formas, desafiando estados de la mente, escribiendo o escupiendo algo que se parece a haber hecho lo mismo que eso, Poesía mi viejo, sólo estas letras sin sangre que han vuelto a nacer, y quiero que lo sepas, porque es lo que tiene que hacer un escritor cuando se apagan las brasas de su pluma, los brillos de sus ojos cuando miran un paisaje y   piensan. 

Cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario