Hasta los árboles mas friolentos del atardecer sobresaltáronse de tanta ausencia.
Que respirando la presencia de aquellos,
Hacían que los pasos levitaran
y las hojitas muertas de ese suelo,
aplaudan en un ultimo resonar.
Cierra los ojos ahora, ciérralos hasta las tinieblas que hay detrás.
¿Puedes verlas?
Siente como con mis manos te rozo el borde de los labios.
Los dedos lo están lastimando todo.
Cuidémonos que es domingo.
Un poco tarde para mirar en tu interior.
Hay una calle recta, somnolienta.
Es naranja como el ultimo rayo del sol,
y allí, hay un sin fin de caras y de voces que no puedo escuchar, que no puedo mirar.
No puedo.
Y allí se quedan.
Dale un espacio a eso que es mayor que vos.
No se puede dormir con las paredes rasguñadas,
No se puede morir sin piel.
Por eso, como el agua de montaña voy,
pasando por tu mente, tu corazón y tu sexo.
Una y otra vez. Y otra mas.
Me hago vapor y hielo.
Te contemplo y es maravilloso.
Te deseo, por eso me arrastro en tu cuerpo
(Con toda la fuerza manantial de estas montañas).
Soy agua entre tus dedos,
en el circulo mágico de tu ombligo,
en los besos que todo lo queman.
Y gota por gota, camino entre aquellas caras de las que te había hablado.
Y veo, unos ojos que son distintos a los del resto.
Nos habíamos encontrado muchísimo tiempo antes.
Yo sé, que por cómo nos miramos,
te amé sin respirar.
Yo sé, que por cómo atravesamos esas fuerzas inconexas,
ahora eres mío.
Y no voy a dejarte entre difuminaciones y recuerdos.
No.
Creo que eres ahora,
la sangre que recorre el cuerpo,
y purifica la respiración,
hace golpearse este tambor, que todo lo siente.
Todo, todo el tiempo.
Mirando hacia el eterno tramo de cuentos,
ya no te veo.
¿Ves allí como esos pájaros remontan vuelo?
Es noche.Sin miedos.
Allá vamos.
Cielo.