viernes, 3 de agosto de 2012

Pensar en algo lindo

Vamos a escribir algo lindo - dijo Almendrita
Bueno, empezás vos? - le contestó Dulcecito
Sí, algo que sea como un mundo de risas y de muñequitos maravillosos. Donde haya sol, lluvia y noches de luna con estrellas. Donde nunca exista el aburrimiento, donde podamos besarnos todos.
¿Piquitos? - dijo Dulcecito
Sí, piquitos y besitos de conejo. También tiene que haber árboles con muchos frutos para tomar jugos de todos los colores y contar historias a la tarde con otros amigos. En las esquinas tienen que haber máquinas expendedoras de dulces y también de copitos de algodón que vuelen por ahí. 
- ¿Se pueden poner caballitos para llevar cosas pesadas?
- No Dulcecito! es re feo eso que decís. Los caballitos van a estar pero en donde haya mucho mucho pasto corriendo con los pajaritos. Si pestañeamos una vez el cielo se va a cambiar de color, de azul a celeste, si pestañeas dos se va a cambiar de celeste a rosa y así como si fuera un cine gigante.
- Bueno. ¿Y si ponemos una reina con un rey lleno de cositas, de perlitas brillantes? Yo quiero ser el rey.
- Ay, Dulcecito, ¿no te das cuenta que eso es re malo? Vos podrías hacer más cosas, si sos rey es re aburridísimo. Nunca te voy a poder ver, si sos rey. 
- ¿Por qué? vos podés ser princesa y nos juntamos a tomar té.
- No, yo voy a fabricar dulces re dulzones con forma de espiral que te hagan chispas en la boca cuando te los comés. y todos van a vivir en pocitos debajo de la tierra y van a aprovechar la luz del sol y van a aprovechar la luz de la luna y las estrellitas. Además los grillos te van a despertar si tenés que ir a trabajar. Y  a los malos se los van a comer los pocitos de la tierra. Y después en verano vamos a tomarnos el tren de metros infinitos que va por las montañas, las nubes, el agua, la tierra, y vamos a ir al mar a comer sanguchitos de tomate! wooos, Dulcecito, ¿no está re buenísimo? ¿Querés jugar? ¿Dulcecito?
¿Y Dulcecito? Este Dulcecito siempre desaparece.


Dulcecito estaba durmiendo a su lado cuando se despertó. Ella tenía las ojeras y las pantuflas, vivían al fondo de un bar, en algún lado sobre el tiempo, ella era camarera, él era cocinero, tenían 22 y 28 años, afuera había edificios viejos y autos, humo, gente que dormía en las calles -si llovía o hacía frío- y mucha basura en las veredas. 

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