lunes, 4 de junio de 2012

NO LAMENTO DECIR

No podía hacer otra cosa que dejar que las palabras se cayeran de su boca. Y se estrellaran contra el suelo, en mil pedazos. Esos pedazos eran filosos, y cortaban a todo o nada cualquier objeto que tuviera la mala suerte de pasar por allí. No había reglas, era algo así como un juego en donde el jugador era único y el contrincante no lo era. 
Se preguntaba: 
-¿Por qué el amor o los sueños deben ser tratados siempre como contras, como pruebas? ¿qué carajo era enamorarse...?- ya había perdido el hilo, entonces: -qué puede importar eso? Una cosa es el amor en tiempos de mierda otra cosa es el amor en tiempos de viento y lluvia o en tiempos de máscaras felices bajo el sol-. Era así, tan apestoso y doloroso como eso, a menos que alguien viniera a definirle otro concepto de realidad a quien él pudiera creerle. Pero lamentablemente, ya no habían muchas oportunidades para que los otros hablaran. La apertura mental era un peligro, un escalón mojado, un ineludible cobarde golpe frente al espejo. Ya los miedos de la muerte estaban pasando y quedaba algo parecido a un pene frente a unos ojos desnudos. Ni el prejuicio acudía en su ayuda, nada, solamente la mente y el, ahí, jugando a todo trapo, alentando, ¿qué? alentando lo que quedaba. Pensando que casi todos los escritores del mundo de hoy no existían sino para demostrar sus miserias, y obvio, que así no iban a tener muchos lectores fieles. Pero, eso tampoco es lo que quería, tal vez. Nada. Divagar para llegar a algo estúpido. Sí, era boca de consejos, podía darlos, pero prefería que cualquier ser de este mundo hecho de carne y hueso al igual que él le contara sus experiencias para luego poder darle su punto de vista. 
Así decía: 
-Ningún filósofo sabrá darte el cáliz de la vida. Ni la vida eterna en la oración podrá calmarte a menos que algún día llegues por obra de magia experimental a pensar en ella. La vida es fea. La vida es fea. La vida cuesta mil horrores, errores y destrezas. La vida sí duele, así que Patito mojado, si te quedas ahí esperando el suicido, lamento decirte que nada va a pasar. Tienes dos opciones, quedarte o irte. Pero si hay algo que te enseñaron y puedes recordar es lo siguiente: los de afuera son de palo-.

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