Estáticamente "ese" era el tiempo que no noté venir y que entendí que sucedería. Las estirpes de aquél árbol que habíamos sembrado se convirtieron en hilos, y esos hilos en madeja, y esa madeja en tejido, y ese tejido se destrozó ya con el primer puñetazo de tijeras que supe arrancar de mi lucidez maniatada. Días y más macro-segundos aguardé el retorno del temor a sentirme sola y a derrochar palabras que también se tejen y que después se rompen. Hay marea y hay arena. Ambas no pueden evitarse. He nadado y he comido de una y de la otra para comprender la reacción irremediable. Y aun asi, sigo como embotellada flotando… ¡Vayan las incrédulas sirenas a saber si es cierto éste trayecto! Eso es justamente lo que impedia la sacralizacion de mis miedos. Asimismo nos anduvimos redimiendo ante cualquier pensamiento hecho, enfocado, interno y fijo. Pensamientos veteranos. Nunca vi variacion alguna. Y en el regazo del banco de terciopelo voy renunciando a la eterna contemplación del silencio y me voy perdiendo, mimetizándome en desencuentros y caballos nobles que perdidos en un campo de hielo nos miran pávidos. Imaginación y más de eso que no puedo ver, vuelven a mi como una esclava en busca de de agua y un cacho de pan rancio. Ya han dormido el sol y las ciudades y yo me he quedado aquí con este insatisfecho descontento aleatorio y hasta anduve preguntando en el negro orzuelo del ojo izquierdo, el por qué de su agonía inentendible. Me pelé las rodillas y los codos desafiando la amargura con la cabeza metida en un presuntuoso hueco lleno de pelos revueltos. Y hoy me vuelvo con la certeza de la infancia a practicar el llanto y a meterme en mi escondite secreto. Dígame ahora ¿Cómo sigue el rumbo lo que creyó que así se había desenlazado? La rabia, las penas, un whisky on the stone, han derramado lo que llena las venas en este vaso desocupado para consecuentemente ahogarme en la tierra de saliva morada y cajones sin abrir… Como el dicho: “Te estás ahogando en un vaso de agua”, -no señor, ya no es de agua. Acaso no leyó más arriba?-.
Anoche he presenciado la célebre muerte de mi pájaro fenix… Fué como un funeral ya vivido y vívido también… ya temido como le temen al cáncer los que amamos el vicio. Los que nos fumamos cada bocanada de humo pensando que no podemos respirar bien últimamente.
De todos modos, lo he visto venir desde el momento que arrastré tu ombligo contra el mio y los relámpagos lo iluminaron todo (pero con el efecto efímero que suelen convidarnos). Casi como un espectáculo diria… con sus actores tristes, sus amantes putas y todas esas cursilerías.
Cielo.